El “Tinto” *, revolucionario antes que artista
Se nos fue haciendo honor a su segundo mejor escenario de los múltiples posibles: una discreta tarima con guitarra en mano rasgueando La Bayamesa de Fornaris, en la peña de Abel Acosta, en el habanero Museo de la Música, donde acostumbraba presentarse como invitado..
Hubiera preferido tal vez otro espacio, entre montañas y blandiendo un fusil, más acordes con sus sueños revolucionarias que lo distinguieron desde que en Julio de 1976 se iniciara como cantor-combatiente en Angola. La última composición concebida para esos fines la estrenó en el teatro principal del MININT, así decía en su estribillo principal:
Hijos míos,
vuestros hijos tendrán que matar
pues por más que hemos querido amar
nuestra especie no quiere aceptar
el amor **
Vicente Feliú Miranda, ¨El Tinto¨, lo presagió y pidió una silla para sentarse, cosa desacostumbrada en él, pero prefirió continuar lo que resultaría a la postre, su última despedida porque un infarto masivo del miocardio lo desplomó. Casi una inmolación, siempre en combate aunque esta vez fuera con su inseparable instrumento musical, la guitarra, con la que igual le acompañara a la zurda su hermano más pequeño, Santiaguito, Santi, desaparecido 5 años atrás, también émulo de acciones revolucionarias
Fue Feliú un ejemplo de intelectual comprometido no solo en prédicas. Dos misiones internacionalistas en Angola durante los años 1976 y 78, otra en Etiopia y más de tres en Nicaragua a partir de 1980 así lo atestiguan. En todas ellas inicialmente participaba enrolado en misiones culturales, más de 600 durante la guerra de Angola entre febrero y julio de 1976, sin rehuir integrarse en cercos y/o combates, transmutándose en ¨trobatiente, como lo denominara metafóricamente su también hermano Rony.
Al “Tinto”lo conocí en 1980 acompañando a Tomás Borge que lo recogió del aeropuerto Augusto Cesar Sandino, en Nicaragua, cuando recién lo liberó la dictadura militar de la Bolivia de entonces, junto a dos compatriotas torturados incluso con simulacro de fusilamiento. Regresaron gracias a Haydee Santamaría (Yeyé) que desde Casa de las Américas montó una campaña de denuncia secundada por miles de intelectuales reclamando por el mundo sus liberaciones.
No era un simple romántico aventurero o abstracto de la trayectoria Guevariana, como solía denominar los pasajes del inolvidable Guerrillero Heroico, al cual dedicó más de una docena de sus composiciones en su vasta carrera musical de cerca de 300, sino un consecuente rebelde revolucionario por cuyas venas transitaban los genes de sus antepasados. Otros parientes matanceros le abrieron la ruta cooperando con Guiteras y Aponte antes y durante el genocidio del Morrillo.
Se conmovía el revolucionario trovador cada vez que un acontecimiento hería las ansias libertarias de nuestras tierras. Lo vi tomar guitarra y desgranar versos en apoyo al derrocado gobierno de Honduras, cuando el golpe de Estado sacó del país al presidente Zelaya, otras veces aupaba la causa noble que reclamó la liberación de nuestros Cinco Héroes, la solidaridad con Ana Belén Montes, o la truncada soberanía de Puerto Rico.
Icono de la cultura, también lo era del pensamiento revolucionario cabal e íntegro, en franca discrepancia con devaneos de mercenarios y de quienes se dejan atraer por los cantos de sirena. Lo atestigua una de sus últimas afirmaciones sobre la última coyuntura provocada por el enemigo, cuando expresó : ¨debieran saber los provocadores que llega un momento en que los provocados se cansan; en ese instante, la cordura no es precisamente la virtud más probable y un revolucionario provocado puede ser muy peligroso. Ténganlo en cuenta , aquellos ueq se dedican a provocar ¨.
* Personajes de comics en la década de los 50