Una mujer comprometida con que todo se haga bien
Enma Daysi Parra Rojas es Premio Nacional de Economía, pero su vida revolucionaria comenzó cuando en su vivienda en El Níspero, Las Tunas, radicaba un Campamento del Ejército Rebelde, y desde entonces se ha dedicado a luchar por la justicia, para que todo se haga bien, y a combatir lo mal hecho.
Al triunfar la Revolución trasladaron a su familia a la fortaleza de la Cabaña, al mando del comandante Ernesto Che Guevara, y desde los 14 años Enma asumió diversas tareas en la enfermería de ese campamento militar. Luego trabajó en la comandancia de la Policía Nacional Revolucionaria, en el Ejército Occidental y más tarde en Comercio Exterior, donde laboró por casi 50 años, hasta que pasó el 2013 la Contraloría General de la República (CGR).
Esa fue una gran decisión, apunta con hablar pausado, contratarme en la CGR una vez jubilada. Recuerda que, en sus 61 años de vida laboral, tuvo que enfrentarse a muchas dificultades, las que ha podido vencer con dedicación al trabajo, dando el máximo, y con un sentimiento siempre de insatisfacción, de que se puede hacer mucho más.
También, como todo el mundo, he debido enfrentarme a dificultades en el plano personal, confiesa Enma. Lo primero fue la superación, recuerda, en la Escuela de Comercio de Marianao y después en la Universidad de La Habana donde comencé cinco veces, pues las cuatro primeras tuve que dejarla porque en esa época se trabajaban jornadas infinitas y había que relegar el estudio.
A la quinta vez me dije: “Ahora sí termino”, lo que pude hacer con un gran esfuerzo y en cursos por encuentros de sábado y domingo, y recuerda que tuvo que ponerle mucho esmero y dedicación, con el apoyo de su esposo y el resto de la familia.
Me siento muy satisfecha con mi labor durante todos estos años, siempre sabiendo que debía hacer más, afirma con modestia. La parte positiva de mi trabajo no la veo en los presuntos hechos delictivos detectados, que es muy importante, pero mucho más lo es el carácter constructivo, educativo, de formación y preventivo de la labor que realizamos y con el cual uno aprende siempre algo de los auditados, precisa Enma.
Al referirse a la situación actual de nuestro país, considera que estamos en un momento en que nos tenemos que esforzar aún más, en especial en el sentido de la transparencia, la ejemplaridad, la ética y la formación educativa, no sólo con los auditados sino también con los auditores, para convertir esa labor en las huellas de nuestro trabajo en todas las acciones de supervisión y control.
Los auditores que integran el Sistema Nacional de Auditoría (SNA) tenemos que tener dominio de todo lo que está regulado para poder exigir su cumplimiento a los auditados, puntualiza, y aclara que las relaciones de éstos con las administraciones tienen que ser las mejores desde el punto de vista del respeto, señalar las deficiencias de una forma muy constructiva, educativa, pero sin dejar nunca de señalarlas. Eso es muy importante, recalca.
Revela que los principales problemas que se detectan en auditorías están dados por las violaciones al Sistema de Control Interno, que está bien detallado en la Resolución 60 de la Contraloría General de la República. Subraya que todas las entidades económicas están obligadas a conocerla y elaborar, basados en ella, el Plan de Previsión de Riesgos para determinar dónde están los peligros, aplicar medidas o hacer las correcciones que corresponda y actuar de manera preventiva.
Esos problemas, puntualiza, se manifiestan fundamentalmente en el control de los recursos, en cuyas desviaciones se aprecian distintos modos de operación para apropiarse ilegalmente. A veces uno cree que lo ha visto todo, pero no es así, reflexiona.
Hay que profundizar en los hallazgos que pueden conllevar un posible desvío de recursos, recomienda y señala que esto se agrava cuando se involucran varios funcionarios, dígase jefe de almacén, jefe de suministros, chofer u otros, y ya se convierte en un hecho de corrupción, porque actúan de manera colegiada con daño a la entidad y a la economía del país.
Se detectan también, agrega Enma, informalidades en el registro contable, esos son errores que se pueden subsanar, pero ya un delito no se puede subsanar y es preciso entonces llevar el caso hasta las medidas de instrucción penal que correspondan. En estos casos, dice, el auditor debe participar en el juicio como perito a los efectos de la sentencia que dictaminará el tribunal.
A veces los auditores encontramos también problemas con los procedimientos de trabajo, los flujos de la documentación, los programas, y corresponde hacer los señalamientos, apunta.
Reconoce como una pregunta difícil explicar el por qué la mayoría de los auditores son mujeres, pero afirma es así, a pesar de que en el ejercicio de su labor tienen que moverse fuera de su localidad, quizás esté dado por el nivel de abnegación que han mostrado las féminas, desde los años de las guerras por nuestra liberación..
Como Premio Nacional de Economía (el 2004) se destaca en el trabajo con los jóvenes, ayudando a formarlos y trasladarles la experiencia. A los que estudian para encaminar su vida como profesionales, les recomendó que escojan la carrera de Contabilidad y se especialicen en Auditoría. Este es un trabajo verdaderamente activo, de investigación y análisis, y cuando se hace bien, todo lo contrario a una labor rutinaria y monótona, enfatizó finalmente.